Me imagino que seréis pocos los que aún no hayáis visto el "famoso" vídeo del supuesto robo de la silla del escaño de Zapatero, y aún menos los que ni os hayáis enterado de la "movida" (a lo mejor a DanNY, allá por los nuevayores, no le ha llegado la onda expansiva). El vídeo de marras es éste:
Bien, pues yo aún estoy alucinando. Y no es por el vídeo, qué va, que a mí desde el principio me pareció un montaje bastante simpático (la solidaria acción del grupo "cuatro gatos" me recordó a las que ejecutaban sus homónimos futuristas, los "doce monos"). La verdad es que cuando ví aquel fake, antes de que se levantase todo el revuelo posterior, jamás pude imaginarme que se iba a convertir en semejante "escándalo nacional". Y es que, de verdad, estos días he escuchado de todo: desde los que usan el "incidente" para atacar a Zapatero (!?) hasta los que sintieron cierto pavor al creer que estaban asistiendo a una acción "cuasi-golpista" llevada a cabo por la extrema derecha (WTF!?). Eso, sin mencionar los espacios en portada en los principales periódicos y telediarios. Verdaderamente INCREÍBLE.
Estos mismos medios han justificado la atención prestada al vídeo por el "supuesto riesgo de seguridad" que suponían las partes del montaje que sí fueron tomadas dentro del Congreso de los Diputados, algo que, por otro lado, tampoco es muy difícil de conseguir con una acreditación de visitante (allí me han dejado entrar hasta a mí, hace ya bastante tiempo). Pero yo creo que la cuestión no es esa. La cuestión es que, como le pasaba a Michael J. Fox con el anuncio 3D de la película Tiburón 19 en aquel viaje al futuro, aún no estamos preparados para la nueva publicidad, una publicidad que en este caso usa Internet como principal vehículo para que fluya el boca a boca y se expanda el mensaje ("márketing viral", lo han bautizado). Incluso los mismos estadounidenses, que deberían estar curados en salud desde aquel legendario susto radiofónico de Orson Welles, no hace mucho han vivido un caso muy parecido (sospechosamente parecido, diría yo), que algunos también calificaron de seguridad nacional (ese sí que parece que es el concepto de moda allí). Ocurrió cuando a Marc Ecko, el grafitero más famoso del mundo (hoy dueño de un emporio), se le ocurrió montar un videoengaño en el que supuestamente pintaba un "tag" (firma) en el mismísimo Air Force One, el avión del presidente Bush. Esta acción, que también tenía un fin "loable" según argumentó el propio Ecko (la libertad de expresión o algo así), disparó el número de visitas de su página web y, en definitiva, dió a conocer su imagen de marca.
Es evidente que en el caso del vídeo de la silla de Zapatero la mayor beneficiada ha sido la propia empresa de publicidad, Tiempo BBDO, máxime cuando también son los autores del pesadísimo vídeo aquel del Amo a Laura para MTV España. Resulta paradójico cómo estos días he podido leer numerosas entrevistas a Siscu Molina, el director creativo de la agencia, pero no he visto ninguna a un representante de la ONU dando detalles de esa Campaña del Milenio, que era lo que realmente se pretendía promocionar.
Un último comentario para la reflexión. Tanto Ecko como Tiempo BBDO parece que se han "inspirado" (para insuflar el componente "viral" a sus trabajos) en una actividad que lamentablemente se ha puesto de moda entre los jóvenes, que es grabar en vídeo acciones vandálicas reales para luego difundirlos por internet a modo de trofeo. ¿Será el "snuff marketing" el siguiente paso?
miércoles, 4 de octubre de 2006
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